Sin los conocimientos adecuados sobre el funcionamiento del cerebro, no sabríamos que los dos hemisferios de él difieren en la forma como procesan la información. En consecuencia, no sabríamos que estas diferencias tienen una implicación directa y dramática para tratar el trauma. No comprenderíamos los nuevos paradigmas de tratamiento que nos enseñan a utilizar el hemisferio derecho para reparar el trauma que está mediado en el hemisferio derecho, en vez de los paradigmas tradicionales que, incorrectamente, enseñaron. Usamos el hemisferio izquierdo para reparar el hemisferio derecho. Además, no entenderíamos que el lenguaje del hemisferio derecho consiste en imágenes y sensaciones somatosensoriales, a diferencia del hemisferio izquierdo, que utiliza lenguaje abstracto y simbólico.
Sin los debidos conocimientos sobre el funcionamiento del cerebro, no entenderíamos que, para que la psicoterapia produzca efectos robustos y duraderos, ella debe ser optimizada para la reestructuración de las redes neuronales, particularmente en el tronco cerebral subcortical, mesencéfalo y áreas límbicas que miden impulsos emocionales inconscientes, motivaciones y creencias centrales. Otra manera de decir esto es que los nuevos paradigmas de tratamiento nos están alejando de la concentración en las áreas más altas del sistema nervioso central, moviéndonos para concentrar nuestro tratamiento en el sistema nervioso autónomo/periférico, que está alojado predominantemente en el cuerpo, no en el cerebro.
Sin los debidos conocimientos sobre el funcionamiento del cerebro, no entenderíamos que, neurológicamente, emociones y sentimientos son completamente diferentes. Nosotros no entenderíamos que los efectos brutos son generados en el tronco cerebral y en el medio del cerebro, y expresados primero en el cuerpo, como emociones crudas. Es solo después de que estas emociones crudas se expresan en el cuerpo que el cerebro traduce estas imágenes somatosensoriales a la conciencia, lo que nos permite expresarlas como sentimientos. No entenderíamos que la psicoterapia es más robusta cuando se concentra en emociones crudas en el cuerpo, en lugar de en sentimientos corticales, en el cerebro.
Sin los debidos conocimientos sobre el funcionamiento del cerebro, no entenderíamos la función de las neuronas espejo y su capacidad de generar resonancia / simulación encarnada entre terapeuta y paciente. Este más importante de los procesos terapéuticos permanecería, en la ausencia de comprensión del cerebro, disociado del tratamiento que hacemos.
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